Ir al contenido principal

12 horas para sobrevivir



Las 12 horas para sobrevivir que plantea La purga, la noche de la elección transcurren en realidad en solo 105 minutos, pero para el espectador resultan eternas, no por la tensión, ni por la intriga que promete, sino por el tedio que generan los diálogos pobres, las contradicciones de los personajes, las actuaciones decadentes y las incongruencias del guion.
Este tercer capítulo de la trilogía de James DeMonaco, que comenzó en el año 2013, presenta, de nuevo, el futuro distópico de los Estados Unidos, en el que la ciudadanía tiene una noche, cada año, para violar, atracar, robar y asesinar sin tener que responder ante la justicia.
En esta ocasión, la senadora Charlie Roan (Elizabeth Mitchell) que perdió a su familia en una de esas noches de anarquía, se perfila para ser la nueva presidenta del país, soportada en la promesa de acabar con la purga. Sin embargo, los ‘nuevos padres de la patria’ aprovecharán la depuración, previa a las elecciones, para intentar asesinarla.
En este escenario, Leo Barnes (Frank Grillo), quien en la segunda parte de la trilogía decidió perdonar al asesino de su hijo, se compromete a protegerla, y a pesar de las traiciones que deben enfrentar, en el transcurso de la noche encontrarán a un grupo de aliados inesperados, que los ayudarán en la lucha por sobrevivir.
La premisa, aunque ya no es original, sigue siendo interesante, no obstante, extravía su norte cuando intenta tomarse más en serio de lo necesario, al principio envía un mensaje social de cómo una élite rica y poderosa quiere acabar con los pobres por razones financieras, para más adelante mostrar que las verdaderas motivaciones son religiosas y psicológicas. La purga 3 pierde aún más verosimilitud con varios aspectos: al llevar los personajes al extremo, los buenos muy buenos, los malos muy malos. Cuando presenta a los asesinos profesionales del gobierno como aprendices, al lado del grupo de sobrevivientes. Y por los participantes en la purga, que de aspirantes a psicópatas, terminan como idiotas, tontos que salen a matar con máscaras que limitan su campo visual o ataviados con trajes estrambóticos y ridículos que reducen su capacidad de reacción, como un vestido de novia o un disfraz de oso.
Esta película la disfrutarán los amantes de la acción y que aceptan la violencia desmesurada sin problema, el morbo visual en su máxima expresión. Para los demás, seguro que serán más de 12 horas de remordimiento.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Las 3 mejores canciones de Suicide Squad

Número 1: Bohemian Rhapsody.  Jamás sale en la película, pero fue la que nos emocionó durante los avances. Ver aparecer a cada uno de los supervillanos, al ritmo de la introducción a capela de la canción de Queen, eriza la piel. Lástima que solo haya sido eso.  Número 2: Sucker for Pain  es una canción hecha para la banda sonora que aparece en los créditos finales de la cinta. La combinación de rap con rock alternativo va muy bien con este equipo de antihéroes. Número 3: You Don't Own Me. Se escucha de fondo en una de las escenas introductorias de la sensual Harley Quinn. El ritmo y la forma en que es utilizada refleja muy bien su personalidad sicótica, una de las pocas que resalta en la cinta.

El hombre callado

“Cuídense del hombre callado, porque mientras otros hablan, él escucha; mientras otros actúan, él planea, y cuando ellos finalmente descansan, él ataca”, Anónimo. ¿Cuánto poder pueden tener los vicepresidentes? y ¿Qué tan responsables son de lo que sucede en sus gobiernos? Dick Cheney fue el 46º vicepresidente de Estados Unidos, compañero de fórmula de George W Bush, y uno de los estrategas republicanos más influyentes de los últimos tiempos, quien a pesar de no tener una figura visible en los medios de comunicación, sí estuvo detrás de muchas de las acciones más recordadas del gobierno que vio caer el World Trade Center. Adam McKay, el director conocido por su excelente uso del sarcasmo y su gusto por desvelar escándalos, se le midió a sacarlo del anonimato y presentar su ascenso al poder y lado más oscuro, en el drama político Vice, que aspira a ocho premios Óscar, entre ellos Mejor Película. La primera característica que salta a la vista desde el pri

No te preocupes si no entiendes

Por Camila Caicedo. La mirada enamorada entre Harry Styles y Florence Pugh en el cartel de la película Don’t Worry Darling solo me hacía pensar en un drama rosa, en el que el amor triunfa y las lágrimas terminan aflorando, a pesar de lo ridículas que puedan llegar a ser algunas de sus situaciones. Pero, cuando me topé con esta película y decidí verla, descubrí un thriller camuflado detrás de colores vivos y un diseño de producción que todo el tiempo resalta la ‘perfección familiar’, en la década de los 60. La cinta, dirigida por la actriz Olivia Wilde, plantea la vida en pareja de Jack y Alice Chambers, en una comunidad creada por el Proyecto Victoria, una iniciativa en la que trabajan los hombres y que, a pesar de ser desconocida para las mujeres, las mantiene alienadas bajo un modelo de esposa perfecta, en el que es necesario saber cocinar la cena, estar siempre linda y dispuesta, para cuando el marido llega a casa, cansado de sus labores.  A pesar de que Alice parece la indicada par