Ir al contenido principal

Entradas

En la cuerda floja

@kalosw. A veces las películas biográficas de los grandes cantantes estadounidenses se limitan a una fórmula predeterminada, casi como si hubiera una plantilla para manejar el guion. Generalmente, arrancan con una escena del protagonista adulto en un contexto que el espectador desconoce, pero que resultará parte esencial del viaje del personaje. Antes de interactuar con alguien más, el artista enfoca su atención en un objeto, que lo distrae de la realidad y lo lleva a una travesía por sus recuerdos. Entonces es cuando aparecen los créditos iniciales, se describe visualmente un suburbio o un pueblo pequeño, de casas desvencijadas y gente trabajadora. El director retrata la miseria en la cual creció el protagonista. Segundos después, justo cuando aparece el nombre de la película, se reconoce a la versión infantil del ídolo por un contacto primario con la música o algún elemento que lo relaciona directamente con lo que será su obra.  Pasan los primeros minutos y, a través de

Todo tiempo pasado fue mejor en París

Gil Pender camina por las calles de París, está perdido, se quedó solo porque su prometida prefirió irse a bailar con un par de viejos amigos en lugar de ir a dormir al hotel. Acaba de salir de una cata de vinos y está embriagado. Por más que intenta pedir ayuda nadie comprende su francés incipiente, tampoco hay taxis disponibles. Camina, busca, parece atrapado. De repente, las campanas de una iglesia le indican que es medianoche, un automóvil antiguo se detiene frente a él y un grupo de desconocidos lo invita a subir. Entre la sorpresa y la ingenuidad, Gil acepta, bebe un trago, el carro avanza y llega a otra época, a los años 20, donde se encuentra con los escritores y artistas que admiró durante toda su vida.   Sin embargo, luego de pasar una noche fantástica, regresa al París del presente - 2011 - donde es un exitoso guionista de Hollywood, que está de vacaciones junto a su novia Inez y sus suegros.  Por supuesto, nadie le cree, y ni hace falta, ya que está viviendo e

Concepción de realidad

Por Camila Caicedo Muchas veces el cine, o las películas que más publicidad y espacio tienen en las pantallas, peca por contarnos historias que se vuelven repetitivas, a pesar de sus variaciones. En lo que tiene que ver con el hecho de tener hijos, es más común encontrarnos con todo lo que rodea a la crianza, los desencuentros entre padres e hijos, o el apoyo que estos representan (cualquiera de los dos), en el momento de cumplir sus sueños. Por el contrario, la búsqueda de un hijo, el sueño frustrado de ‘formar una familia’, cuando no es posible concebir, y los tratamientos a los que muchos solteros y parejas se someten para poder ser padres, no suelen ser muy abordados, ni siquiera en conversaciones casuales con amigos o en espacios masivos como los medios de comunicación. Debido a esto, cuando me crucé por primera vez con Private life, en Netflix, sentí curiosidad por ver qué traería esta propuesta, que me atrajo además por la estética de su póster, y por sus prot

Lo que pudo haber sido

@kalosw Mientras Marvel hacía realidad uno de los proyectos más ambiciosos de la industria de Hollywood, juntando las adaptaciones a la gran pantalla de sus personajes más emblemáticos de los cómics y dando origen a lo que se conoce como el Universo Cinematográfico de Marvel, muchas casas productoras copiaron la fórmula, pero fracasaron en el intento. Universal ni siquiera pasó de la primera película y pronto empapeló la idea de juntar a monstruos clásicos como la momia, el hombre lobo o Frankenstein. Sony tuvo que negociar para incluir al Hombre Araña en el UCM, y Warner, propietaria de los derechos de adaptación de los personajes de DC Comics, pagó en taquilla el desorden y el apresuramiento de querer unir a Superman, Batman y compañía, sin siquiera presentar a sus personajes en películas individuales. Hasta ahora solo una saga de películas interconectadas cumplió las expectativas de los fanáticos, sin llevar el sello de Marvel en los créditos, y ni siquiera tuvo

El médico africano

@kalosw Tras el asesinato de George Floyd, el ciudadano afroamericano cuya muerte desató la ira del pueblo estadounidense,  Spike Lee afirmó, en una entrevista para la BBC, que “el racismo ya era una pandemia global antes del coronavirus”.  A lo largo de su extensa filmografía, Lee ha denunciado la represión, la desigualdad y las injusticias cometidas contra las comunidades negras de los Estados Unidos. El gran director neoyorquino no solo ha impactado al mundo con la crudeza de sus historias sino que ha reivindicando la lucha por los derechos civiles, sin disfrazar la verdad ni dar por sentadas soluciones vacías a un problema que la humanidad ni siquiera ha terminado de dilucidar. Luego de ver una de sus películas, el espectador suele sentirse como si acabara de recibir una bofetada que trata de despertarlo del letargo, de la pasividad ante la existencia; una cachetada que no busca agredir, sino ayudar a alguien a volver en sí. Por esa influencia de Lee es que

El último baile o cómo un equipo se convirtió en leyenda

Por @kalosw En la película Space Jam, de 1996, protagonizada por Michael Jordan y Bugs Bunny, el villano es un empresario que quiere secuestrar a los Looney Toons para esclavizarlos en su parque de diversiones, un extraterrestre bajito, rechoncho que maltrata a sus secuaces y que siempre está con un puro en la boca. Cuentan las leyendas de Hollywood que los creadores de personajes de la Warner Bros se inspiraron en la figura de Jerry Krause, el entonces gerente de los Chicago Bulls, ya que en la vida real existía una gran tensión entre él y los jugadores. Dos años más tarde, previo al comienzo de la temporada de la NBA 1998, aquel dirigente se convirtió en un verdadero villano cuando le dio la estocada final a uno de los mejores equipos de baloncesto de toda la historia. En ese entonces, Krause le dijo a Phil Jackson, el entrenador que había ganado 5 campeonatos con Jordan, que ese sería su último año de contrato. Sin importar qué consiguiera, tendría que abandonar el equipo p

Catarsis maternal

Por Camila Caicedo. Pablo Larraín es uno de los directores latinoamericanos que más me ha impactado con su obra. Películas basadas en hechos reales como No , de 2012, y Neruda , de 2016, retratan, a manera de hazaña heróica, situaciones políticas e históricas del Chile del siglo XX, y mi favorita, El club , de 2015, hace una crítica mordaz a la iglesia católica, por medio de un thriller inquietante y, en cierta medida, aterrador. Para este año, ya se había anunciado el estreno de Ema, la nueva cinta del director. Sin embargo, por las circunstancias, la película debió cambiar de pantalla para llegar a su público, y plataformas como Onda Media, solo disponible para Chile, y Mubi, con servicio a nivel mundial, anunciaron su premier gratuita. Así fue como el viernes 1 de mayo conocí a Ema, una joven bailarina de danza contemporánea, que vive cautiva de la culpa por haber devuelto al hijo que había adoptado, luego de que este le quemara la cara a su hermana. A modo de