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¿Era necesario?

Por Camila Caicedo Era necesario un único encuentro entre padres para solucionar la disputa de sus hijos de once años, Zachary e Ethan, después de que uno de ellos golpeara al otro con un palo, partiéndole dos dientes. Una breve conversación sobre los gastos médicos, y quizá aclarar la situación entre los niños, para evitar que quedaran peleados, era la blanca intención de ambas parejas, cuando decidieron reunirse en la casa de los Longstreet, padres del niño herido, para charlar.  Sin embargo, la compostura podría no ser suficiente para escuchar acusaciones y fingir neutralidad con una sonrisa, lo que llevaría a que cada minuto de diplomacia, de esta reunión, se convierta en la marcha atrás para la detonación de una bomba. Cuatro actores y una locación son suficientes para contar esta historia, en la que las máscaras de la cordialidad se van al piso, el diálogo apaciguado se transforma en furia y la calma abandona despavorida el escenario, para dejar fluir el col

Una gran tragicomedia del cine latinoamericano

@Kalosw. Los soldados confinados en los recónditos cuarteles y puntos de frontera del Ejército peruano están “alborotados”, un infame calificativo que disfraza una cruel realidad: los meses de encierro les han despertado la libido y están abusando sexualmente de las mujeres que encuentran en los pueblos más cercanos.    Los generales, desde Lima, la capital, más que corregir a sus “manzanas podridas”, quieren evitar que se mancille la imagen del “glorioso cuerpo de centinelas de la Patria”, así que han organizado un peculiar servicio que navegará los ríos de la Amazonía, llevando prostitutas que satisfagan los deseos y apaguen el fuego de las braguetas de los “alborotados” militares.    Para cumplir con esta misión que, por demás está decir, se operará bajo la más absoluta reserva, eligen a Pantaleón Pantoja, un capitán con una hoja de vida intachable, que ha demostrado una incondicional vocación de servicio, una determinación admirable y una entrega obsesiva por cumplir correctamente

Los amigos de Fleabag

Por Camila Caicedo La vida adulta femenina. Una mujer en el inicio de sus 30 se enfrenta con la inestabilidad emocional: su novio acaba de dejarla, el café que abrió con una amiga no progresa, y ella, su socia, ha muerto recientemente, después de ser arrollada por varios vehículos, mientras enfrentaba una depresión. Nada de esto resulta fácil de lidiar, sumado a su deseo sexual constante, a la difícil relación que tiene con su familia y a las muchas preguntas que le surgen sobre su futuro. Por suerte, tiene con quien compartir esas dudas, el público que la mira a través de una pantalla, y que ella ha decidido convertir en el cómplice de su aventura. Fleabag, la serie coproducida por la BBC y Amazon Studios, y que se encuentra disponible en Prime Video, entabla una especie de amistad entre su protagonista y los espectadores, al romper la cuarta pared y permitirle al personaje hacer comentarios privados a aquellos que ríen y lloran al verla vivir su vida en Londres.

En la cuerda floja

@kalosw. A veces las películas biográficas de los grandes cantantes estadounidenses se limitan a una fórmula predeterminada, casi como si hubiera una plantilla para manejar el guion. Generalmente, arrancan con una escena del protagonista adulto en un contexto que el espectador desconoce, pero que resultará parte esencial del viaje del personaje. Antes de interactuar con alguien más, el artista enfoca su atención en un objeto, que lo distrae de la realidad y lo lleva a una travesía por sus recuerdos. Entonces es cuando aparecen los créditos iniciales, se describe visualmente un suburbio o un pueblo pequeño, de casas desvencijadas y gente trabajadora. El director retrata la miseria en la cual creció el protagonista. Segundos después, justo cuando aparece el nombre de la película, se reconoce a la versión infantil del ídolo por un contacto primario con la música o algún elemento que lo relaciona directamente con lo que será su obra.  Pasan los primeros minutos y, a través de

Todo tiempo pasado fue mejor en París

Gil Pender camina por las calles de París, está perdido, se quedó solo porque su prometida prefirió irse a bailar con un par de viejos amigos en lugar de ir a dormir al hotel. Acaba de salir de una cata de vinos y está embriagado. Por más que intenta pedir ayuda nadie comprende su francés incipiente, tampoco hay taxis disponibles. Camina, busca, parece atrapado. De repente, las campanas de una iglesia le indican que es medianoche, un automóvil antiguo se detiene frente a él y un grupo de desconocidos lo invita a subir. Entre la sorpresa y la ingenuidad, Gil acepta, bebe un trago, el carro avanza y llega a otra época, a los años 20, donde se encuentra con los escritores y artistas que admiró durante toda su vida.   Sin embargo, luego de pasar una noche fantástica, regresa al París del presente - 2011 - donde es un exitoso guionista de Hollywood, que está de vacaciones junto a su novia Inez y sus suegros.  Por supuesto, nadie le cree, y ni hace falta, ya que está viviendo e

Concepción de realidad

Por Camila Caicedo Muchas veces el cine, o las películas que más publicidad y espacio tienen en las pantallas, peca por contarnos historias que se vuelven repetitivas, a pesar de sus variaciones. En lo que tiene que ver con el hecho de tener hijos, es más común encontrarnos con todo lo que rodea a la crianza, los desencuentros entre padres e hijos, o el apoyo que estos representan (cualquiera de los dos), en el momento de cumplir sus sueños. Por el contrario, la búsqueda de un hijo, el sueño frustrado de ‘formar una familia’, cuando no es posible concebir, y los tratamientos a los que muchos solteros y parejas se someten para poder ser padres, no suelen ser muy abordados, ni siquiera en conversaciones casuales con amigos o en espacios masivos como los medios de comunicación. Debido a esto, cuando me crucé por primera vez con Private life, en Netflix, sentí curiosidad por ver qué traería esta propuesta, que me atrajo además por la estética de su póster, y por sus prot

Lo que pudo haber sido

@kalosw Mientras Marvel hacía realidad uno de los proyectos más ambiciosos de la industria de Hollywood, juntando las adaptaciones a la gran pantalla de sus personajes más emblemáticos de los cómics y dando origen a lo que se conoce como el Universo Cinematográfico de Marvel, muchas casas productoras copiaron la fórmula, pero fracasaron en el intento. Universal ni siquiera pasó de la primera película y pronto empapeló la idea de juntar a monstruos clásicos como la momia, el hombre lobo o Frankenstein. Sony tuvo que negociar para incluir al Hombre Araña en el UCM, y Warner, propietaria de los derechos de adaptación de los personajes de DC Comics, pagó en taquilla el desorden y el apresuramiento de querer unir a Superman, Batman y compañía, sin siquiera presentar a sus personajes en películas individuales. Hasta ahora solo una saga de películas interconectadas cumplió las expectativas de los fanáticos, sin llevar el sello de Marvel en los créditos, y ni siquiera tuvo