No es necesario ser seguidor de la saga para disfrutar esta excelente película de acción y aventura.
La tripulación de la USS Enterprise lleva más de 900 días explorando mundos desconocidos, descubriendo nuevas vidas y nuevas civilizaciones, tratando alcanzar lugares donde nadie ha podido llegar.
Aunque le faltan más de dos años para completar su misión, el capitán James T. Kirk (Chris Pine) se siente exhausto, desconoce si en realidad esa es la vida que quiere vivir: preso de la rutina y ‘atado’ a una silla de mando.
Cuando dirige la nave a provisionarse a la base Georgetown, la más moderna de la Flota Estelar, su descanso es interrumpido por una señal de auxilio. En una nebulosa cercana una extraña especie ha sido atacada por un enemigo desconocido, cuando sale en su ayuda, la Enterprise es emboscada y rápidamente sometida por un poderoso rival que secuestra a la tripulación, llevándola a un planeta extraño.
El capitán Kirk deberá reponerse de la destrucción de su nave, liberar a sus compañeros y enfrentar a un villano resentido. El líder de una especie alienígena avanzada, con ánimos de venganza, llamado Kraull (Idris Elba), quien han encontrado una arma biológica milenaria, con la que espera dar un golpe mortal en el corazón de la Federación de Planetas Unidos.
Kirk contará con el apoyo incondicional del equipo de siempre, el oficial científico Spok (Zachary Quinto); el médico McCoy (Karl Urban), el ingeniero Scotty (Simmon Pegg), la teniente Uhura (Zoe Saldaña); y con algunos aliados inesperados como la alienígena Jayla (Sofía Boutella). Juntos lucharán por salvar a la federación y recuperar su honor.
Esa es, en resumidas cuentas, la historia de Start trek: Sin Límites, una película simple, pero efectiva, que se constituye en la tercera parte de una saga que revivió en el 2009, gracias al talentoso J. J. Abrams.
Ponerle un nuevo rostro a un ícono pareciera el desafío más grande de un cineasta. Cambiar la idea sobre un personaje, la imagen mental de un nombre y crearle una mirada diferente a un mismo vestido, dándole una personalidad definida, pero similar a la que se supone es suya, convirtiéndolo en un ente más radical, cercano a la muerte y a su disfrute. Javier Bardem, el actor español ganador de un Oscar a Mejor Actor de Reparto, ya se ha acercado a esa muerte, la ha gozado y reclamado. La ha tenido tan cerca como la brisa que mueve las hojas o como el oxígeno comprimido que atraviesa una frente. Ha cambiado de rostro y peinado, sin temor a transformarse en un villano despiadado, en el rival del agente secreto más famoso del mundo y en un hombre que atrae el caos a su paso sin ningún remordimiento. Le ha dado vida al cerebro que desea dejar de pensar, que solo razona sobre la libertad y el trauma de caer en la superficie adentrándose en la profundidad de los problemas e...

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