Por Camila Caicedo
Después de casi diez años de su final, esta semana terminé de ver Girls, la serie creada por Lena Dunham, que en los veinte me hacía sentir identificada con la idea de estar en el mundo para un éxito desmedido, pero no saber por dónde empezar.
Ahora que estoy en los treinta, la serie me mostró, en sus últimas temporadas, aquellas amistades que se separan, en especial cuando todas las integrantes viven en una competencia eterna por ser mejor, y las historias irreverentes que me causaron gracia y desespero por su actitud, pero que, a la vez, fueron una muy buena respuesta a la incógnita de qué había pasado con ellas.
Así fue que regresé a Lena, “la voz de su generación”, como lo dice el personaje de Hannah a sus 24 años, en el primer episodio de esta propuesta que la puso en el mapa de la televisión estadounidense en 2012, al presentar personajes cargados de trivialidades y narcisismo, sin la estabilidad o vida ideal que han proyectado otros.
El reencuentro
Por eso, tuve la necesidad inmediata de abordar su nuevo proyecto, Too Much, una serie de comedia romántica, disponible en Netflix, en la que Jessica, una productora de televisión y comerciales, asume el reto de irse a trabajar a Londres (su ciudad soñada debido a las películas de amor) para triunfar profesionalmente, pero también con la motivación de olvidar a su ex, quien recientemente la abandonó por Wendy Jones, una influencer “perfecta”.
Aunque Jessica quiere creer que viene un futuro mejor, está llena de rabia, desesperanza y carga con un monólogo interno que la condena al fracaso, lo que le impide reconocer o confiar en Felix, su nuevo amigo fiel y amante desbordado, que conoce casi de inmediato a su llegada.
En este contexto, Too Much entrega la necesidad de cambio, porque es posible ver que Jess lo intenta, quiere hacerlo, así sea encajar a las malas en algunos momentos que son quizá los más bizarros de la historia, al presentar una especie de contraste entre Londres y Nueva York. Sin embargo, la protagonista siente que cualquier inconveniente, saludo incómodo o despiste, es el pasado arrastrándola, incluyendo su historia familiar, en la que es posible ver a Dunham en el papel de Nora, su hermana mayor, y otros actores que estuvieron en Girls, como Andrew Rannells o Rita Wilson.
Felix también tiene su drama, y ahí es donde es valioso ver que, además de la comedia, hay interacciones conmovedoras: esos ratos de reconocer no solo lo perfecto de alguien, sino la oportunidad de ser vulnerable. Pero, en los momentos de inseguridad de ambos, estas situaciones parecen convertirse en red flags, en señales de que el uno no podrá con el otro.
Too Much no deja de lado los momentos absurdos ya conocidos de su creadora, pero no teme mirar la profundidad de sus protagonistas; combina la locura con la dulzura, el deseo con el miedo, y para mí es un grato reencuentro.
Pude sentir la compañía de la historia, cuestionar a Jess, e incluso a mí misma acerca de cómo nos confrontamos con la realidad, lo que está y lo que nos lleva a hablarnos solas para decirle a nadie lo que sentimos; a aterrizar en lo que sí es cierto, después de haber visto de lejos algo que parecía el mundo soñado.
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