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Mostrando las entradas con la etiqueta Cinema Redrum

Amores infieles

Tres parejas definen su destino a partir de los sentimientos que tienen entre sí: el anhelo de perdón, la complicidad para hacer justicia y el amor imposible disfrazado de simple deseo, en Amores infieles, la cinta de 2013, que recientemente estuvo en la cartelera nacional.  Nueva York, París y Roma son los escenarios de una lucha por la custodia compartida de hijo, el triunfo de una amante sobre una esposa y el rescate de una niña secuestrada, historias que dibujan el panorama de muchas realidades modernas: la incertidumbre.  El director Paul Haggis, quien recibió en 2005 el premio Oscar a Mejor Película, por la cinta Crash, trató de repetir su estilo narrativo, tejiendo un hilo entre vidas paralelas, que al principio se muestra como un acierto de edición, pero que empieza a verse forzoso en tanto avanza la película. Después de presentar las diferentes situaciones y sus complejidades, las tramas llegan a un punto en el que no logran definirse bien ante el espectador,

La piel que habito

Una mujer es objeto de investigación científica. Dentro de una habitación repleta de cámaras, para ser monitoreada por su doctor, la joven sobrevive con un traje que protege su piel, la misma que desde hace seis años está siendo mutada para volverse indestructible.  La piel que habito, cinta dirigida por Pedro Almodóvar, y estrenada en 2011, es la narración de una relación psicótica y enfermiza entre Robert Legrand, un médico investigador, y Vera Cruz, la mujer con la que experimenta clandestinamente, dentro del laboratorio de su casa.  Antonio Banderas y Elena Anaya conducen al espectador por los pasillos y rincones de la mansión en la que conviven, en medio de pocas palabras y primeros planos que desvelan los procesos que se llevan a cabo y la rigurosidad con la que ambos se adentran en sí mismos para no perder la cabeza.  Esta es una historia de suspenso, que no se explica del todo desde la primera escena, sino que camina suavemente, sin volverse pesada, hasta e

Chocó

Esa historia que se repite constantemente en muchos rincones del mundo, se transforma en Pacífico colombiano, gracias a Chocó, la película de 2012 dirigida por Jhonny Hendrix Hinestroza. La idiosincrasia de la comunidad chocoana se hace tangible a través del paisaje y las costumbres que se reflejan en cada una de las escenas de esta cinta, que hace foco sobre una realidad que aún no alcanza protagonismo en la cartelera nacional, pero que es una de las más firmes de la cultura colombiana. Chocó, el personaje principal, es una madre cabeza de familia, que debe caminar por trochas para llegar a su primer trabajo, que consiste en recolectar oro para colonizadores paisas, empleando métodos peligrosos. En las tardes lava la ropa de sus vecinos en el río, acompañada de sus hijos, y de vez en cuando recorre las montañas para evocar su niñez, sus recuerdos y sueños, que siguen vivos a pesar de la adversidad. Mientras conversa, canta al viento con sus compañeras acerca

Whiplash

Whiplash es una sinfonía de obsesiones, un relato sencillo que se cuenta a ritmo de jazz, y que trasciende gracias a dos soberbias actuaciones. El baterista Andrew Newman (Miles Teller) estudia su primer año en el conservatorio de música Shaffer, el número uno de Nueva York, allí está dispuesto sacrificar sus relaciones  interpersonales y poner en riesgo su físico con tal de ser el mejor baterista de jazz de la historia y no correr el riesgo de ser olvidado.  En el otro extremo está Terence Fletcher (J. K. Simmons), un maestro de música, que vive para preservar su reputación: perfeccionista, psicótico, mal encarado y de métodos poco convencionales, que llegan al maltrato.  Fletcher presiona al novato para sacar el máximo de su talento potencial, pero no le da tregua ni cuando el joven demuestra sus habilidades, todo lo contrario, su filosofía se basa en una negación del reconocimiento para que sus alumnos no caigan en la mediocridad. Las obsesiones de ambos, que par

La gracia de la desgracia

Muchos deseos son imposibles de contener, como si dentro de nuestro cuerpo calmado, de nuestras palabras serenas, y de nuestra actitud paciente, se albergara una persona distinta, que cuando quiere algo lo reclama, sin importar las circunstancias, consecuencias o la situación en la que se encuentre. Igualmente, dentro de cada uno, vive alguien que es capaz de reírse de las desgracias ajenas, de ver humor en la tragedia, en el peligro y en la vida complicada de quienes despiertan su sed de venganza, antes de abrir los ojos. Y al final, existe otro tipo de mente, que es quizá la más escasa, pues su dueño tiene la capacidad de unir esos elementos perversos, y crear un guión que conquiste las salas de cine, sin la necesidad de recurrir a finales felices o a historias de superación. Ese último individuo es Damián Szifron, el director argentino que de la mano de seis historias dramáticas, generó risas culpables y buenas críticas del público atraído por un título simple: Relat

Robin Williams: Un reencuentro desafortunado con el héroe infantil

Dice el viejo adagio popular que todo muerto es bueno, quizás, porque en medio de la tristeza, familiares o amigos tratamos de magnificar los valores, talentos, alegrías o los recuerdos vividos al lado de aquel que debemos despedir para siempre. Pero cuando evitamos caer en las trampas de la nostalgia, y logramos recordar -dejando a un lado los sentimientos- podemos llegar a entender que, muchas veces, solo estamos tratando de revivir una pequeña alegría o manifestando inconscientemente un sentimiento de culpa por no haber compartido o valorado lo suficiente a esa persona. Aunque a veces, también llega el desencanto, los hechos concretos nos ayudan a bajar del pedestal a quien veíamos casi perfecto. Pues bien, eso justamente me pasó con Robin Williams, luego de volver a ver algunas de sus películas. Mi infancia -vivida en la década del 90'- recibió un golpe letal y siento que el hombre de sonrisa amplía y ojos vivaces solo era un espejismo, un personaje que rea

El drama de la risa

Una carrera brillante, compuesta por papeles dramáticos y cómicos que convencieron al público; un premio Oscar con cuatro nominaciones, y una muerte trágica son los rasgos en común que tienen dos actores que, de manera inesperada, dejaron las pantallas y el mundo, para convertirse en un ejemplo de la crueldad del éxito: Philip Seymour Hoffman y Robin Williams. El primero, que falleció el pasado 2 de febrero, vivió el momento cumbre de su carrera en el 2005, cuando interpretó de manera magistral al escritor Truman Capote, en la cinta Capote, del director Bennett Miller. Allí demostró su capacidad, cambiando el tono grave de su voz por la delicada forma de hablar de su personaje, y su contextura gruesa por la de un hombre mucho más fino; pulió cada una de sus actitudes para convertirse en la representación más fiel del escritor analítico y afeminado, que lo llevó a dar las gracias en la ceremonia de los Premios de la Academia, de 2006. También, tuvo a su cargo roles