Ir al contenido principal

El drama de la risa



Una carrera brillante, compuesta por papeles dramáticos y cómicos que convencieron al público; un premio Oscar con cuatro nominaciones, y una muerte trágica son los rasgos en común que tienen dos actores que, de manera inesperada, dejaron las pantallas y el mundo, para convertirse en un ejemplo de la crueldad del éxito: Philip Seymour Hoffman y Robin Williams.

El primero, que falleció el pasado 2 de febrero, vivió el momento cumbre de su carrera en el 2005, cuando interpretó de manera magistral al escritor Truman Capote, en la cinta Capote, del director Bennett Miller. Allí demostró su capacidad, cambiando el tono grave de su voz por la delicada forma de hablar de su personaje, y su contextura gruesa por la de un hombre mucho más fino; pulió cada una de sus actitudes para convertirse en la representación más fiel del escritor analítico y afeminado, que lo llevó a dar las gracias en la ceremonia de los Premios de la Academia, de 2006.

También, tuvo a su cargo roles secundarios en comedias, que hoy en día son conocidos por la mayoría de fanáticos del cine, gracias a su alto nivel para hacer reír. Un claro ejemplo es Mi novia Polly, donde encarna a Sandy Lyle, un actor infantil que no pudo sostener su éxito en la adultez, y que busca llevar a las tablas una nueva versión de Jesucristo Superstar.

Igualmente, Lester Bangs, el periodista de rock de Casi famosos, es otro de sus personajes icónicos, con los que conquistó a quienes convirtieron a esa película, dirigida por Cameron Crowe, en un clásico de 1999.

Un símbolo de la comedia noventera

Por su parte, Robin Williams alcanzó el reconocimiento mundial al ser el estandarte de la comedia familiar de los años 80 y 90, donde supo llegar a todo tipo de públicos, gracias a sus interpretaciones que, sin dejar de ser graciosas, eran lo suficientemente convincentes como para emocionar en cualquier edad.

El papel que le permitió consagrarse como una buena opción para actuar en cintas dramáticas fue el de Sean Maguire, en la premiada En busca del destino, de 1997. Allí, Williams supo mostrar las debilidades y la parte más vulnerable de un hombre, que tiene el objetivo de ayudar a otro a encontrarse.

Gracias al cambio rotundo de su personalidad y a la profundidad que supo darle al guión de Ben Affleck y Matt Damon, el actor tuvo entre sus manos su primera y única estatuilla del Oscar, que lo convirtió en el Mejor Actor de Reparto de ese año.

Sin embargo, las cintas infantiles fueron uno de sus fuertes, volviendo reales historias fantásticas y creando íconos que hoy en día siguen siendo recordados por la generación que lo vio salir a un juego de mesa, como el caso de Jumanji, de 1995, en donde a pesar de su apariencia adulta, no dejó de ser un niño aventurero.

También, tuvo la valentía de vestirse de mujer y demostrar lo que un padre puede hacer por ver a sus hijos, en la muy recordada Papá por siempre, donde se alió al maquillaje para convertirse en la señora Doubtfire, uno de sus personajes más célebres.

De esta manera, Cinema Redrum quiere rendir homenaje a estos dos grandes, buscando sus papeles menos recordados o sus películas no tan conocidas, con las que redescubriremos el potencial que se quedó en la mente de quienes los vieron de cerca, y recomendaremos un nuevo legado, que va más allá de las más repetidas por los canales especializados.

Una oportunidad para ver la construcción de dos carreras célebres y el despegue de dos cohetes que llegaron lejos, pero que no tienen retorno.

Comentarios

Unknown dijo…
Ambos trabajaron en el año 98 en la película Patch Adams.

Entradas más populares de este blog

La simplicidad de estar vivos

Por Camila Caicedo La primera vez que me senté frente a Everything Everywhere All That Once o Todo en Todas Partes Al Mismo Tiempo, estaba en un teatro lleno, con algo de tensión por el círculo que me rodeaba, y a pesar de llamarme la atención desde el cartel y la actriz que veía en él, la película (y la situación fuera de la pantalla) me fue saturando tanto que salí algo mareada, confusa y con el deseo de volver a casa.  En mi segundo encuentro con la cinta, que ya empezaba a ser reconocida por sus logros en taquilla, en plataformas y por su impacto cultural, sentí mucha expectativa por volverla a ver, tanto que cada salto en los multiversos que presenta me emocionó como si nunca la hubiera visto, me hizo llorar con la manera en que aborda la relación entre madre e hija y me generó una sensación de esperanza total en el futuro cinematográfico, gracias a The Daniels, el dúo de directores jóvenes que unidos habían logrado semejante hazaña.  Sin embargo, para escribir esta reseñ...

De lo bizarro a lo conmovedor: Mi reencuentro con Lena Dunham

  Por Camila Caicedo Después de casi diez años de su final, esta semana terminé de ver Girls , la serie creada por Lena Dunham, que en los veinte me hacía sentir identificada con la idea de estar en el mundo para un éxito desmedido, pero no saber por dónde empezar. Ahora que estoy en los treinta, la serie me mostró, en sus últimas temporadas, aquellas amistades que se separan, en especial cuando todas las integrantes viven en una competencia eterna por ser mejor, y las historias irreverentes que me causaron gracia y desespero por su actitud, pero que, a la vez, fueron una muy buena respuesta a la incógnita de qué había pasado con ellas. Así fue que regresé a Lena, “la voz de su generación”, como lo dice el personaje de Hannah a sus 24 años, en el primer episodio de esta propuesta que la puso en el mapa de la televisión estadounidense en 2012, al presentar personajes cargados de trivialidades y narcisismo, sin la estabilidad o vida ideal que han proyectado otros. El reencuentro Por ...

BIRDMAN, UN DESAFÍO A LA INDUSTRIA

Cuando se abra el telón siempre existirá la oportunidad de recibir un aplauso, un momento que borre el pasado, el tiempo perdido y los malos comentarios; un instante en el que un actor marque la historia, subiendo por primera vez a la cima de la admiración y el respeto, ese lugar donde por fin podrá expandir sus alas y volar por encima de todos.  Birdman es el pasado de Riggan Thomson (Michael Keaton), un hombre que sueña con el reconocimiento y los comentarios positivos de la audiencia que aún no confía en su capacidad  de desafiar Broadway, de quitarse la máscara y desvelar el gran actor que se esconde bajo un disfraz de los años noventa. El mexicano Alejando González Iñárritu se atrevió a desafiar la industria cinematográfica, creando una propuesta que revela la realidad de los actores que buscan ser tomados en serio, donde enfrenta el análisis existencial y la lucha emocional, con la hazaña de salvar al mundo y ser un superhombre, pues el verdadero acto heroico...