Ir al contenido principal

La piel que habito






Una mujer es objeto de investigación científica. Dentro de una habitación repleta de cámaras, para ser monitoreada por su doctor, la joven sobrevive con un traje que protege su piel, la misma que desde hace seis años está siendo mutada para volverse indestructible. 


La piel que habito, cinta dirigida por Pedro Almodóvar, y estrenada en 2011, es la narración de una relación psicótica y enfermiza entre Robert Legrand, un médico investigador, y Vera Cruz, la mujer con la que experimenta clandestinamente, dentro del laboratorio de su casa. 


Antonio Banderas y Elena Anaya conducen al espectador por los pasillos y rincones de la mansión en la que conviven, en medio de pocas palabras y primeros planos que desvelan los procesos que se llevan a cabo y la rigurosidad con la que ambos se adentran en sí mismos para no perder la cabeza. 


Esta es una historia de suspenso, que no se explica del todo desde la primera escena, sino que camina suavemente, sin volverse pesada, hasta el ingreso triunfal del personaje que abre una puerta al pasado, al origen macabro de esa situación descabellada, a la venganza y a la intriga que se esconden tras la creación de ese nuevo ser. 


Los grandes planos, plagados de detalles exquisitos que hacen referencia al arte y al color; la pulcritud y exactitud de los elementos que componen la escenografía, la música que le inyecta mayor emoción a la trama, y el toque cómico y extravagante hacen de esta, una digna película del director español, que no escatimó ideas para construir este guión, basado en la novela Tarántula, de Thierry Jonquet. 


Y es que si de verdad desea salir del romanticismo hollywoodense, de las historias que recrean hechos reales o de la monotonía con la que se choca todos los días, esta es una buena propuesta, gracias a sus elementos de ciencia ficción, de horror y de drama, que no deben ser apegados a la vida común para ser creídos.


De esta manera, el sello Almodóvar se imprimió sobre un nuevo estilo, sin dejar de lado la característica de no encantar a todo el mundo, pues la falta de pudor y el exceso de capas entrelazadas dentro de una misma narración no resultan atractivos para todo el público.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Adolescencia en familia

Por Camila Caicedo  Eugenio Derbez en las imágenes del tráiler hizo que, en el primer momento, Coda no llamara mi atención. Generalmente, el estilo de las películas y series de este actor no me atraen, y verlo como un profesor de canto con gafas y peinado irreverentes me generaba una sensación de ‘más de lo mismo’.  Sin embargo, al indagar un poco más sobre el argumento de la película: una joven que, al ser la única oyente de su familia sorda, debe servirles de puente con los demás, algo me entusiasmó, porque sin duda de lo mejor del cine es experimentar la vida desde otras perspectivas, desde esas realidades que se camuflan en los encuentros cotidianos con desconocidos.   Así, empecé el recorrido de ver cómo Ruby Rossi, una adolescente estudiante de secundaria debe apoyar a sus padres y hermano a relacionarse con un mundo no preparado para interactuar con ellos, en casi todos los ámbitos de su día a día, como trabajar, ir al médico, hacer amigos, etc., lo que la pon...

Mi primera vez con Sex Education

Por Camila Caicedo. Todo el mundo hablaba de Sex Education, en redes sociales. Se acababa de estrenar su segunda temporada, y yo, que no soy muy de ver series y maratonear, aún no me había sentido atraída por ella, a pesar de que llevara un año entre las sugerencias que me daba la plataforma. Sin embargo, muchos comentarios acerca de una escena relacionada con unión femenina me hicieron decidirme a verla. Esta es una producción inglesa, que hoy tiene dos temporadas, de ocho capítulos cada una, que duran aproximadamente 50 minutos. Su argumento se basa en la historia de Otis, un joven de 16 años, que cursa la secundaria y es hijo de una sexóloga. Un día, se atreve a dar un consejo sexual a un compañero, a pesar de su nula experiencia y, al salir todo bien, inicia una ‘clínica’ de asesoría sexual, con Maeve, una de sus compañeras, para ganar dinero. Con una premisa como esta y un lenguaje totalmente abierto, fue casi inevitable no seguir la historia y querer saber qué pasa...

La simplicidad de estar vivos

Por Camila Caicedo La primera vez que me senté frente a Everything Everywhere All That Once o Todo en Todas Partes Al Mismo Tiempo, estaba en un teatro lleno, con algo de tensión por el círculo que me rodeaba, y a pesar de llamarme la atención desde el cartel y la actriz que veía en él, la película (y la situación fuera de la pantalla) me fue saturando tanto que salí algo mareada, confusa y con el deseo de volver a casa.  En mi segundo encuentro con la cinta, que ya empezaba a ser reconocida por sus logros en taquilla, en plataformas y por su impacto cultural, sentí mucha expectativa por volverla a ver, tanto que cada salto en los multiversos que presenta me emocionó como si nunca la hubiera visto, me hizo llorar con la manera en que aborda la relación entre madre e hija y me generó una sensación de esperanza total en el futuro cinematográfico, gracias a The Daniels, el dúo de directores jóvenes que unidos habían logrado semejante hazaña.  Sin embargo, para escribir esta reseñ...