Por Camila Caicedo
Eugenio Derbez en las imágenes del tráiler hizo que, en el primer momento, Coda no llamara mi atención. Generalmente, el estilo de las películas y series de este actor no me atraen, y verlo como un profesor de canto con gafas y peinado irreverentes me generaba una sensación de ‘más de lo mismo’.
Sin embargo, al indagar un poco más sobre el argumento de la película: una joven que, al ser la única oyente de su familia sorda, debe servirles de puente con los demás, algo me entusiasmó, porque sin duda de lo mejor del cine es experimentar la vida desde otras perspectivas, desde esas realidades que se camuflan en los encuentros cotidianos con desconocidos.
Así, empecé el recorrido de ver cómo Ruby Rossi, una adolescente estudiante de secundaria debe apoyar a sus padres y hermano a relacionarse con un mundo no preparado para interactuar con ellos, en casi todos los ámbitos de su día a día, como trabajar, ir al médico, hacer amigos, etc., lo que la pone en un rol de “ser indispensable” para su familia, lo que a la vez le impide disfrutar de su propia libertad.
Con esto, la cinta, que es una adaptación de la película francesa La famille Bélier, genera preguntas acerca de cómo todo parece cerrado para muchas personas que, por sus condiciones, no interactúan de la misma manera. En el guion, que estuvo a cargo de la también directora de esta propuesta, Sian Heder, es posible ver las limitaciones que tienen los espacios más comunes y la discriminación, aunque nunca deja de lado la comedia, elemento fundamental para hacer de este un relato divertido… casi todo el tiempo.
Después de este contexto familiar, la historia se traslada al día a día escolar de Ruby, interpretada por la actriz Emilia Jones, quien tiene el sueño de hacer parte del coro de su colegio, gracias a su enorme talento para el canto que aún es desconocido, incluso para ella, que se relaciona con sus seres queridos más cercanos por medio del lenguaje de señas.
Allí, la película cae en algo que ya encuentro repetitivo y agotador de aquellas que tienen una temática adolescente: el bullying contra su protagonista. Y es que en esta propuesta de 2021 es posible ver los mismos tipos de escenas de grupos de chicas riéndose de la protagonista por su aspecto, familia y forma de vida, que en las cintas de hace 20 años. ¿Acaso nada ha cambiado con las nuevas generaciones?, ¿O Hollywood quiere que sigamos viendo el mundo así?
También, noto que se repiten otras situaciones de este tipo de películas, como el romance inesperado y la superación personal, en la que tiene un rol muy importante el personaje de Derbez, quien le da vida al profesor del coro, Bernardo Villalobos.
Para mi buena sorpresa, Villalobos resalta lo suficiente, sin la necesidad de tener situaciones ridículas, y además cumple el rol de motivar a Ruby a atreverse a tomar nuevas decisiones, desatando así los momentos de mayor confrontación con el futuro para ella y para su familia y los que quizá son lo mejor de toda la historia.
En ellos, Jackie, Frank y Leo, la madre, padre y hermano de Ruby, empiezan a tener unos matices en sus interpretaciones que van más allá de lo cómico, que resaltaba especialmente en sus padres, y empiezan a mostrar sus frustraciones, temores y la complejidad de imaginarse un mundo lejos de su hija.
Marlee Matlin, quien interpreta a la madre y además ganó un Oscar en la categoría Mejor Actriz en el 86 por la película Children of a Lesser God, demuestra ese lado más represivo de la familia, yendo de una esencia desparpajada e incluso algo sexual, a una autoritaria y poco empática, representando ese rol antagónico, que va más lejos que la situación difícil que enfrenta la joven y sus desagradables compañeros.
Por su parte, el actor Troy Kotsur, que da vida al padre, es, inicialmente, un ejemplo de humor de comedia tradicional estadounidense, pero también el punto de mayor sensibilidad de la cinta. Un trayecto bastante entretenido de ver, así como una de las principales razones por las cuales este es el principal contendor al Oscar a Mejor Actor de Reparto de este año.
Coda es un buen recorrido entre las emociones de crecer fuera de esa normalidad que todos asumimos, pero que termina convirtiéndose en algo que ya he visto antes, (y no porque haya visto La familia Bélier), sino por su estilo para conmover, sus conflictos y referentes en aquello que puede empezar a contarse distinto.
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