Richard Ramsey es un abogado que siempre pierde. En su historial de juicios no se encuentra ninguno exitoso, y él mismo lo reconoce. Su nuevo cliente es el hijo adolescente de una pareja amiga, principal sospechoso del asesinato a sangre fría de su padre, y que desde el inicio del proceso no ha querido decir nada.
Con muchos factores en su contra: huellas dactilares en el cuchillo y una confesión en el lugar de los hechos, Ramsey tiene el deber de conseguir la pena mínima para el joven, a costa del historial maltratador del padre y de cualquier vacío que detecte en el argumento rival.
Keanu Reeves y Renée Zellweger protagonizan The Whole Truth o, su mal logrado título en español, El Abogado del Mal, que desde el primer momento será asociada con El Abogado del Diablo, de 1997, para desvelar poco a poco una historia mucho más monótona.
La corte es el escenario casi permanente del filme, en el que se recrean los elementos de un juicio: el discurso de cada uno de los legistas para convencer al jurado, los interrogatorios y la lucha del equipo defensor para encontrar una coartada.
Esa dinámica se contrasta con muchos flashbacks: antecedentes de comportamiento de la víctima con su familia, el momento del asesinato y las diferentes visiones y versiones del mismo, lo que genera varios interrogantes en el público sobre quién dice la verdad y cómo se dieron los hechos.
A pesar de que dichas escenas se repiten constantemente, la cinta, dirigida por Courtney Hunt, cada vez muestra algo nuevo, ya sea basado en las declaraciones, en las fantasías o en los recuerdos, lo que desencadena muchas suposiciones acerca de qué pudo haber pasado. Una especie de juego de CLUE para los espectadores.
Hasta ahí, la trama resulta entretenida. Pero el gran tropiezo de la producción es Reeves, su protagonista, que mantiene su rostro inexpresivo en un personaje carente de matices, que termina debilitando el argumento y dándole un toque predecible.
Su interpretación es totalmente plana, sin ningún pico de emoción, sin variar su tono de voz, gestos o movimientos. Una llanura.
Por su parte, Zellweger, que encarna a la madre del acusado y esposa del muerto, hace una buena propuesta de mujer sumisa y atormentada, que está acostumbrada a hablar poco. No obstante, este papel no hará parte de una de sus actuaciones inolvidables ni será el que represente su regreso a la gran pantalla.
Tanto a estos como a los personajes secundarios les hace falta la construcción de un perfil más amplio, con el que se hubiera podido generar mayor identificación y emoción en la audiencia, y hubiera permitido que la producción explotara locaciones más diversas.
A su favor está que el guion logra llevar las incógnitas del destino de Mike y de la realidad de los hechos hasta el final, elementos que evitan que se pierda el interés. El desenlace deja un nivel aceptable de satisfacción, porque el conflicto se cierra completamente, y cada uno de sus giros parece ser justo.
El Abogado del Mal no es una película memorable, es un intento válido de thriller legal, soportado en una historia interesante, pero despojado de carisma.
Por Camila Caicedo. La mirada enamorada entre Harry Styles y Florence Pugh en el cartel de la película Don’t Worry Darling solo me hacía pensar en un drama rosa, en el que el amor triunfa y las lágrimas terminan aflorando, a pesar de lo ridículas que puedan llegar a ser algunas de sus situaciones. Pero, cuando me topé con esta película y decidí verla, descubrí un thriller camuflado detrás de colores vivos y un diseño de producción que todo el tiempo resalta la ‘perfección familiar’, en la década de los 60. La cinta, dirigida por la actriz Olivia Wilde, plantea la vida en pareja de Jack y Alice Chambers, en una comunidad creada por el Proyecto Victoria, una iniciativa en la que trabajan los hombres y que, a pesar de ser desconocida para las mujeres, las mantiene alienadas bajo un modelo de esposa perfecta, en el que es necesario saber cocinar la cena, estar siempre linda y dispuesta, para cuando el marido llega a casa, cansado de sus labores. A pesar de que Alice parece la indicada...
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