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La Tierra y la sombra



Alfonso es un viejo campesino que retorna después de 17 años al hogar que abandonó, debido a que su único hijo padece una grave enfermedad. Al llegar a la región descubre que todo lo que alguna vez conoció ya no existe y que su familia está a punto de ser desplazada.

Esta es la sinopsis oficial de La Tierra y la Sombra, película colombiana que, en el 2015, ganó, entre otros premios, la Cámara de Oro en Cannes como Mejor Ópera Prima, y que este fin de semana fue seleccionada por los premios Macondo de la Academia Colombiana de Artes y Ciencias Cinematográficas como la Mejor Película de 2016.

La película escrita y dirigida por César Augusto Acevedo es un viaje íntimo a la nostalgia. Es una historia simple, contemplativa, sin apuros. De diálogos sencillos y profundos silencios, de planos hermosos que parecen obras pictóricas, fieles representaciones de la vida costumbrista.

El director de fotografía realizó un trabajo memorable, quizás una de las mejores apuestas de toda la historia del cine nacional.

En cuanto a lo narrativo, ‘La tierra’ hace referencia al presente inhóspito de la familia, a la que el campo ya no le da para sobrevivir. El cañaduzal que invadió cada predio para saciar los intereses capitalistas mientras desaparece el paisaje.

‘La sombra’ es el destino trágico que se cierne sobre los integrantes de la familia, es el trabajador explotado, maltratado, condenado al servicio de por vida, para poder malvivir en la miseria. Es el campesino enfermo que carece del servicio de salud digno, porque sin dinero, no tiene derecho a ser bien tratado y es el niño víctima de las circunstancias, que ya no será parte de la renovación generacional de campesinos.

La Tierra y la Sombra impactará a todos los que la vean.


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