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La tradición que mató al misterio


Laura regresó a su pueblo, en España, para celebrar la boda de una de sus hermanas. Lo ha hecho con sus dos hijos: Diego, un pequeño de aproximadamente cinco años, e Irene, una adolescente vivaz que parece no temerle a nada. Durante ese reencuentro con su familia, sus costumbres y uno de sus primeros amores, el miedo la embargará al descubrir que su hija ha sido raptada sin piedad, y que para volver a verla deberá pagar el alto precio de quedarse sin secretos.

A modo de drama familiar, el director iraní Asghar Farhadi presenta Todos lo Saben, su primera película en español, que protagonizan la ya recurrente -e incluso hostigante- dupla conformada por Penélope Cruz y Javier Bardem, y el argentino Ricardo Darín.

Con esta propuesta, el director y guionista se esmeró en presentar la cultura familiar de los españoles, sus celebraciones bulliciosas y la cercanía que se vive en los pueblos pequeños, donde todos se conocen y tienen historias en común. Ese contexto tiene un nivel de protagonismo que casi logra quitarle relevancia a la historia central, ya que durante los 132 minutos de metraje siempre hay una conversación o un personaje nuevo, que termina saturando al espectador y truncando la comprensión de las situaciones.

También, se siente la ausencia de música en la cinta, hecho que contribuye a que los diálogos se tornen pesados y aburridos. Nunca hay un instante de transición, de silencio, sino que todo el tiempo sucede algo que advierte ser crucial, a pesar de que muchas escenas no logren concretarse.

Y es que tal vez, Farhadi pretendió mostrar lo que captó de la esencia de los españoles en el ritmo de su película, pero esto terminó siendo la gota rebosante de una copa de vino, que en lugar de provocar, embriaga desde sus primeros minutos.

Ni Penélope, ni Bardem logran salvar la cinta con la solidez de sus personajes, pese a su falta de profundidad. La ganadora del Óscar y la actriz Bárbara Lennie son las más sobresalientes de todo el reparto, y quienes le aportan dinamismo a la trama.

Por su parte, el papel de Darín es casi invisible, rayando en lo innecesario, con diálogos que dan leves pinceladas sobre el personaje, pero que nunca logran mostrar quién es.

Como aspecto positivo, la ambientación resulta muy atractiva, en especial por evocar todo el tiempo al pasado de los protagonistas. Nunca se genera la necesidad de caer en flashbacks, aunque se esté hablando de situaciones anteriores, y cada una de las locaciones es congruente con lo que se está contando.

Todos lo Saben es un mal intento de thriller, por la manera en que la abundancia de información ahoga la intriga, por el rumbo que se pierde en varias ocasiones y por lo predecible que termina siendo su historia. Por el contrario, su título es totalmente acertado, ya que al final, el espectador llega a la conclusión de que lo sabía, y al mirar a los lados se da cuenta de que todos también lo saben.

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