Cleo despierta a los niños con cantos, juegos y palabras dulces. Les da el desayuno, los despide en la puerta y los busca en el colegio. Lava la ropa, los platos, el piso. Recoge el desorden, obedece, soporta gritos y regaños. Con la familia para la que trabaja, ha aprendido a ser sumisa, pero feliz, y aunque la mayoría de veces parece invisible, es una de las partes indispensables de ese hogar que se derrumba. Como un paseo por su memoria, Alfonso Cuarón presenta Roma, la película que consagra su carrera, y que revela las intimidades de una joven dedicada al servicio doméstico de una familia acomodada, en la Ciudad de México, en la década del 70. Desde sus imágenes que se adentran en la cotidianidad de los oficios caseros, como el agua corriendo por los pisos de baldosa que están siendo lavados, la ropa extendida en las cuerdas de una terraza, los delantales y las escobas, la cinta lleva a su espectador por un nostálgico viaje en el tiempo, a los momentos en que presenc