El puente de los espías es una película que retrata un momento crucial de la participación de Estados Unidos en la Guerra Fría, destacando ese elemento patriota que muchas de sus cintas históricas suelen emplear. Cumple con el requisito de dejar al estadounidense promedio sintiéndose bien y orgulloso del papel de su nación en la historia mundial, a pesar de que durante sus dos horas y veinte minutos no tenga un pico de emoción destacable. Steven Spielberg está detrás de esta producción que no escatima detalles para transportar a sus espectadores a los años 50 en Estados Unidos y en la Alemania soviética, y narrar la negociación de intercambio de espías entre ambas naciones. Al principio, la historia arranca con un ritmo trepidante y enfocado en Rudolf Abel, un espía soviético que trabaja en Nueva York. Este personaje, interpretado por Mark Rylance, se roba el show dentro de toda la trama, gracias a los gestos y posturas con los que da vida a este hombre despreocupado,