Cuenta la tradición mexicana que el Día de Muertos es la única noche del año en la que nuestros ancestros fallecidos tienen la oportunidad de visitarnos. Sus espíritus cruzan un umbral mágico cubierto de hojas, para ver cómo está la familia, compartir las más deliciosas viandas y luego retirarse. Pero para que las almas no tengan problema en llegar, los vivos debemos construirles un altar con sus fotografías, ofrecerles flores, velas, vasos de agua, sus comidas preferidas y todas aquellas cosas que amaron en vida. Si no ponemos sus fotos, si las hemos olvidado, no podrán cruzar, estarán condenadas a desaparecer en la eternidad. En Coco, la más reciente película de la exitosa alianza Disney-Pixar, se abordan los elementos más representativos de esta tradición para contarnos la historia de Miguel, un niño de 12 años que sueña con ser cantante, a pesar de que su familia le tiene prohibido cualquier contacto con la música, debido a un evento que sucedió hace muchos años. Entonces,